miércoles, 12 de septiembre de 2012

Pánico en el probador

No soy de ese tipo de chicas que va de compras con sus amigas, ni con su Familia de Toda la Vida, por geniales que sean.
Es más, las escasas prendas que duermen en mi armario el sueño de los justos son fruto de una de esas excepciones en las que fui de tiendas acompañada y me dejé arrastrar por las opiniones ajenas en vez de fiarme de mi propio criterio, que es mío y casi nunca me lleva la contraria.
Eso de comprar ropa y no ponérsela es como encerrar en una habitación a una persona de la familia y no dejarla salir más porque no acaba de pegar contigo. Está muy feo.

Esta tarde una visión me detuvo durante mi labor como corredora de bolsa (que iba de recados, vamos).
Un vestido peplum negro con el volante colocado en el sitio preciso me retaba desde un escaparate a demostrarle a la Princesa Prometida que se equivoca respecto a que el peplum sienta mal por fuerza.
Yo, que soy minusválida para calcular las distancias cuando de aparcar se trata, he sido a cambio dotada de un sentido supersónico para estimar medidas sobre tejidos.
Mi visión Rayos X detectó a un tiempo que aquel volante podría destacar mi cintura sin hacer que mi culo se semejase a un globo aerostático... y que aquella maravilla estaba tras la luna de Berzas.
No soy yo precisamente clienta VIP de Berzas ni de Strafalarius, pero sentía la llamada de aquel LBD como Frodo sentía la del anillo. Y entré en Mordor.
El chunda-chunda atronaba mientras dependientas y clientas se cruzaban en mi camino mascando chicle con fruición. No dejé que me distrajesen los culos asomando bajo los pantalones cortos excesivos ni los aberrantes estilismos clonados de Hombres, Mujeres, Biceps y Berzas.

Localicé mi objetivo y me lo llevé rápidamente al probador. Ni forro ni nada, claro. Algodón y Elastano ¡¡qué Dior me coja confesada!!
Compruebo que por 18€ no se incluyen cremalleras, claro... y como el vestido es hiperceñido, no queda otra que metérmelo por la cabeza e ir bajándolo. Para que supere el obstáculo de mi pecho me quito el sujetador, porque, claro, además el modelillo es palabra de honor.
El peplum me sentaba bien y me quedé  frente al espejo unos segundos saboreando la sensación de que demostrarle a la  Princesa Prometida que yo tenía razón me iba a salir increíblemente barato.

¡Decidido! Cambiarse, pagar y ¡listo!

Con la emoción del momento tiro del vestido hacia arriba y noto cómo la tela de la falda se queda atascada en mi pecho.
Tiro
Nada
¡Uf!
Tiro más
¡¡¡Uich!!

Me he quedado atrapada dentro del vestido y no soy capaz de bajarlo ni subirlo.
Lucho.
Nada

Empiezo a agobiarme en serio pensando en que me van a encontrar al día siguiente en el probador muerta de la humillación y del disgusto.

Tiro con fuerza y se me escapa un alarido. Noto un dolor intenso en la cabeza ¡¡el pelo se me ha enganchado con la alarma anti-robos!!

La  Señoritadobladora acude al oírme gritar.
- ¿Te ayudo?- me dice sin dejar de masticar el chicle.

Me veo de reojo en el espejo.El pelo enredado en la alarma, los brazos atrapados dentro del vestido y en un indecente topless.
Antes me dejo morir.

- ¡Como entres en el probador sí que voy a gritar!- la amenazo
- Bueno, tía, tú misma- oigo cada vez más bajito el chuic, chuic, del chicle... así que debe de estar alejándose.

Me lamento profundamente por no ser una mujer normal aficionada a ir de compras con sus amigas o a tener a un novio esperándome tras las cortinas del probador como si fuese uno de esos perrillos que atan a las puertas del supermercado.
En ese momento daría algo por poder coger mi móvil y que alguien viniese a rescatarme tras hacerle prometer que nunca, jamás, volveríamos hablar del bochornoso incidente.

Pero estoy sola y tengo los brazos atrapados, así que no puedo llamar a nadie para que me salve. Sólo podía esperar que viniese la muerte piadosa y me llevase con ella, o intentarlo una vez más.
Aguanto la respiración y tiro con todas mis fuerzas.
Menos mal que el pelo crece.
Confío en que el cuero cabelludo también.








2 comentarios:

  1. Ja, ja, ja! Q loca eres! Deberías verme a mí ahora riéndome, q tb parezco una loca. Al final te llevaste el dichoso vestido?
    Bs.
    Sonia.

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  2. ¡Claro! Mi temor es ponérmelo un día y tener que avisar a los vecinos para que vengan a rescatarme si vuelvo a quedarme atascada ahi jaja

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