viernes, 23 de abril de 2010

Los plumíferos y yo

Si hay algo que me provoca auténtica repulsión, a parte de los pantalones bombachos, son los pájaros. Lo saben hasta los monos del Amazonas que están sin escolarizar.
No penséis que tiene nada que ver con la peli de Hitchcock... Me encanta Tippi Hedren vestida por la increíble Edith Head... pero los pájaros me ponen nerviosa. Las palomas y las gaviotas las que más.
Me aterroriza cuando bajan planeando y las veo venir hacia mi ¿querrán sacarme un ojo las puñeteras?... Aunque reconozco que las únicas agresiones que he sufrido de estos bichos es el robo de una pizza en el Bush Garden por parte de una gaviota y las inoportunas (y corrosivas) cagadas de más de una.
No entiendo que los padres dejen jugar a sus niños con palomas ciegas, con muñones y con las plumas tan deterioradas que parezca que compartan peluquero con Karmele Marchante.
Además de una horripilancia ¡menuda cochinada!
Y allí están los niños (a los que previamente han desinfectado, pasteurizado y cocido al vapor sus chupes por si tienen caca...) correteando tras los infectos seres alados propagadores de trogollón de enfermedades.
Menudo festín de virus, bacterias y porquerías variopintas.
En fin, que debo de ser rara.

El otro día estaba preparando el desayuno y lo oí.
-Uuuh, uuuh

¿Qué es eso? Habré oído mal.
- Uuuhhh, Uuuuh

Raro. Muy raro y suena en en tubo del extractor. Me subo a la encimera y acerco la oreja al tubo plateado.
En esto entra Heathcliff en la cocina y me ve allí subida sobre la lavadora, en camisón y con la cabeza pegada a la pared.

- ¿Estás castigada? ¡Pero si aún no has tenido tiempo de portarte mal!
- Heathcliff hay un búho asqueroso
- ¿Un búho? ¿Cómo va a haber un búho a estas horas de la mañana?
- Que sí, escucha.


Así que Heathcliff se encarama sobre la repisa y también acerca la oreja.
Esperamos.
Nada.
Esperamos otro poco ¡Qué rabia!
Nada
Heathcliff tiene poca paciencia:

- Oye, tu búho ha pedido traslado. No se oye nada.
- Que sí, que sí, que lo oí dos veces antes de que llegases.
- Sería otra cosa, anda, vamos a bajar, que esto es ridículo.
Reconozco que la estampa de los dos recién levantados, apretujados sobre la encimera de la lavadora y pegando la oreja a un tubo de papel albal tiene delito... pero mi talento compositivo no funciona hasta más avanzado el día, por lo que se ve.
... Pero me fastidia que Heathcliff no oiga al bicharraco emplumado

- Yo me quedo, aquí hay un búho.
- Vale, como quieras. Ya sigo yo con el desayuno mientras tú sigues al acecho ¿Dónde guardas esos croissants que me gustan?


-Uuuhh
Yo exultante de triunfo. Me encanta tener razón, lo reconozco.

- ¿Veeeeeees?
- Sí, muy bien. Tienes un inquilino, aunque dudo que sea un búho. Bájate de ahí.
- Dí que tenía razón
- Tenías razón. Un búho okupa se ha instalado en el tubo de extracción. Baja, anda.

Heathcliff me tiende los brazos igual que hacía mi abuelo para bajarme del muro de la playa después de limpiarme la arena de los pies... Sólo que en la playa no había muebles de cocina.
Coscorrón.
-AAAyy
Con el impacto algo falla y tiro con los pies el café. La jarra vuelca y el líquido negro se desparrama empapando los bizcochos que había colocado milimétricamente sobre uno de mis platos de Limoges favoritos. El platito se tambalea por el golpe de la jarra.
- Nooooo
El plato se inclina hacia un lado, se inclina hacia el otro, se acerca al borde de la encimera... Heathcliff reacciona, agarra el plato y me suelta...
Pataplafff... Caigo como un saco de patatas sobre la baldosa helada.
Heathcliff se queda mirándome con el plato chorreante de café y bizcochos pachuchos en la mano.

- Eras tú o el plato de las hojas que tanto te gusta- se disculpa.
- Ya... pues voy a tener moratones hasta dentro de un mes.


Heathcliff me mira con curiosidad, despatarrada sobre el charco de café
- Oye... ¿por qué siempre te pasan estas cosas?

Eso quisiera saber yo.

Esta mañana, mientras el café se hacía en la cafetera inundando el aire con su delicioso aroma, me entretenía mirando por la ventana disfrutando de unos instantes de felicidad.
Me encanta oler el café mientras se hace.
De pronto, una paloma se acerca volando hacia mi ventana y desaparece justo tras el tubo de extracción. Después viene otra.
¡Máldito Heathcliff! Tenía razón. No era un búho. Eran las marranas de las palomas imitando a los búhos ¡malditas suplantadoras!
Prefería un búho.

3 comentarios:

  1. Estoy contigo. Las palomas son de los seres que más yuyu me dan. Mis niñas sólo se acercan a ellas para patearlas. Pensar en la típica foto guiri cubierto de palomas en la típica plaza llena de palomas me pone los pelos como escarpias, brrrggh

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